Por segundo año consecutivo, el Foro Económico Mundial afirmó que la desinformación es el principal riesgo que los países deben enfrentar en un corto plazo de tiempo. De acuerdo con el Informe de Riesgos Globales 2025, el fenómeno desinformativo puede alimentar la inestabilidad y minar la confianza en la democracia y en la gobernanza, y debe ser considerado por los gobiernos en todo el mundo.
Esto se debe a que la democracia depende de un debate público basado en hechos y en la confianza en las instituciones. Las informaciones falsas y engañosas, cuando se difunden masivamente en las redes sociales, pueden distorsionar decisiones, haciendo que el individuo deje de creer en el propio proceso electoral y en la participación ciudadana.
Los impactos de la desinformación en la democracia son el tema de la quinta parte de la Ruta sobre desinformación, una colaboración de Politize! con *desinformante. En esta serie de contenidos, vamos a explorar no solo qué es la desinformación, sino también sus principales características, impactos en la sociedad y posibles salidas para enfrentar este problema actual, como la regulación de plataformas.
¿Cómo la desinformación debilita la democracia?
Además del Foro Económico Mundial, la propia Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) reconoce el potencial crítico de la desinformación. En una entrevista con Agência Brasil, el director general adjunto de Comunicación e Información de la organización, Tawfik Jelassi, también señaló la desinformación como un riesgo para 2025 y los próximos años.
“Los países no están lo suficientemente preparados para combatir la desinformación. Son vulnerables al impacto negativo de la desinformación, lo cual es un tema muy importante. Por lo tanto, sí, la desinformación es el riesgo global número uno hoy y en los próximos años, y todos los países del mundo necesitan actuar para combatirla”.
– Tawfik Jelassi, director general adjunto de Comunicación e Información de la Unesco.
A continuación, abordamos cómo la desinformación puede amenazar la democracia.
Cuestiona la credibilidad de las instituciones públicas
De acuerdo con la encuesta Datafolha de 2024, los índices de confianza de los brasileños en las instituciones políticas y judiciales del país siguen siendo bajos. El 35% de los encuestados, por ejemplo, no confía en la Presidencia de la República y el 39% no confía en el trabajo del Supremo Tribunal Federal de Brasil.
La relación entre la pérdida de confianza en las instituciones democráticas y la desinformación es compleja: por un lado, la desconfianza generalizada en las instituciones tradicionales (como gobierno, poder judicial e incluso la ciencia) es una de las consecuencias de la desinformación, como señaló el informe producido por el Comité Gestor de Internet en Brasil (CGI).
Una investigación desarrollada por Aláfia Lab también identificó que, durante las elecciones municipales de 2024, el 40% de los enlaces sobre el STF compartidos en grupos de WhatsApp contenían desinformación. Los enlaces presentaban críticas y ataques a los ministros del Supremo.
Es importante destacar que la producción y el intercambio de contenidos desinformativos es un problema que puede alcanzar y ganar impulso en diferentes grupos, independientemente del espectro político en que se encuentren.
Por otro lado, también es necesario observar que la gran circulación de desinformación es consecuencia de la propia falta de confianza en las instituciones democráticas. Es decir, la llamada crisis epistémica, cuando se deja de creer y dar credibilidad a instituciones sociales históricamente legitimadas, no es creada por la desinformación, pero sí es ciertamente acentuada por ella.
El hecho es que las noticias falsas y las informaciones engañosas terminan reforzando la incredulidad y la desconfianza generalizada de los ciudadanos en las instituciones tradicionales, responsables del mantenimiento y gestión de la democracia, causando desorientación y desconfianza generalizada.
Pone en riesgo el proceso electoral
La desconfianza en las instituciones políticas y democráticas, junto con la falta de credibilidad del periodismo, ambos impulsados por la desinformación, también puede llevar a una desconfianza en el propio proceso electoral, elemento fundamental para el mantenimiento de la democracia.
En el momento de las elecciones, las noticias falsas, rumores y teorías conspirativas suelen difundirse libremente en las redes sociales, ya sea para atacar o impulsar candidatos, o para poner en duda la eficacia de la propia elección. Además, las teorías conspirativas sobre los métodos de votación también son comunes en este momento, lo que puede afectar la oferta de información saludable para la toma de decisiones de los ciudadanos.

En las elecciones presidenciales de 2022 en Brasil, por ejemplo, las noticias e informaciones falsas sobre las urnas electrónicas fueron algunas de las principales preocupaciones de investigadores y periodistas. En TikTok, se publicaron videos que afirmaban que los equipos de votación estaban siendo manipulados por partidos políticos.
“Desde narrativas y audios que hablan de funcionarios que viajaron para recibir entrenamiento para fraudar las elecciones, fraudar las urnas, hasta audios que se sitúan en el interior de Río de Janeiro, interior de Paraná, de Ceará, diciendo que recibieron urnas ya con votos para candidatos del Partido de los Trabajadores”, comentó en ese momento Ana Regina Rego, profesora de la Universidad Federal de Piauí (UFPI).
El peso de la violencia política de género en tiempos de desinformación
Además de amenazar instituciones y distorsionar el debate público, la desinformación también alimenta formas específicas de violencia que comprometen la propia idea de democracia. Uno de los objetivos más frecuentes son las mujeres en la política. Cuando las mujeres son atacadas, amenazadas o silenciadas por su actuación política, toda la sociedad pierde. La participación política deja de ser igualitaria y el debate público se debilita.
De acuerdo con la definición de la especialista Julie Ballington (2016), presentada por ONU Mujeres Brasil en la cartilla de prevención de la violencia política contra mujeres, la violencia contra las mujeres en la política involucra “cualquier acto o amenaza de violencia de género que resulte en daño físico, sexual o psicológico, impidiendo el ejercicio de sus derechos políticos, como votar, postularse, hacer campaña o expresar opiniones”.
Este tipo de violencia afecta especialmente a mujeres negras, indígenas, LBTQIA+ y con discapacidad, que enfrentan aún más barreras para entrar y permanecer en la política. Además de partidos y agentes del Estado, los agresores pueden ser familiares, líderes comunitarios, religiosos, milicianos o usuarios de redes sociales, como explica la cartilla de ONU Mujeres Brasil.
Del acoso al deepfake
Las formas de violencia son diversas: van desde amenazas, acoso y chantajes (violencia psicológica), pasando por agresiones físicas e incluso violencia sexual. En el entorno digital, el escenario también preocupa: el uso de deepfakes, deepnudes, campañas de desinformación y discursos de odio son estrategias cada vez más comunes para atacar y desmoralizar a las mujeres.
Datos del Observatorio de IA en las Elecciones señalan al menos dos episodios recientes en los cuales la diputada federal Tabata Amaral (PSB) fue blanco del uso de inteligencia artificial para producir imágenes falsas con contenido sexual. Ella y la también candidata Marina Helena (Novo) tuvieron sus rostros insertados en videos pornográficos, práctica conocida como “deepnude”, un crimen que mezcla tecnología y misoginia para intentar destruir reputaciones.
Estos ataques no se basan en propuestas políticas, sino en el intento de deslegitimar a las candidatas por quienes son. Según el MonitorA, observatorio de la violencia política de género, las mujeres fueron objeto del 51,1% de los comentarios ofensivos durante debates electorales en vivo en YouTube en 2024, a pesar de ser solo el 44,4% de las candidaturas monitoreadas. La mayoría de los ataques estuvo marcada por misoginia, transfobia, racismo y edadismo.
Consecuencias reales: menos mujeres, menos democracia
Los impactos de la violencia política de género son concretos:
- Reducción del número de mujeres candidatas y electas;
- Abandono precoz de la carrera política;
- Dificultad para formar listas con diversidad;
- Desaliento a la presencia de mujeres como funcionarias de mesa y electoras;
- Menor participación en campañas y en las urnas.
Además, el acoso digital exige de las candidatas mayores gastos en seguridad digital y comunicación, profundizando desigualdades ya existentes.
La desinformación tiene un papel central en este escenario: muchas campañas de odio contra mujeres se valen de mentiras, teorías conspirativas y contenido manipulado para desacreditarlas. Esto refuerza estereotipos, mina la confianza de la población y aleja a más mujeres de la política.
La democracia se construye con información e igualdad
En Brasil y en el mundo existen diversas iniciativas concretas que ayudan a combatir la desinformación y a hacer de la política un espacio más seguro e igualitario para todas las personas. Garantizar información de calidad, promover la educación mediática y proteger los derechos de las mujeres en la política son medidas esenciales para el fortalecimiento de la democracia.
Estas acciones incluyen desde marcos legales y políticas públicas hasta proyectos de la sociedad civil y de organizaciones internacionales. Para que sean efectivas y avancen hacia una democracia más justa y segura, lo ideal es que estén orientadas por compromisos globales asumidos por los países, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU. Entre ellos, se destacan:
- ODS 5: lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas;
- ODS 11: lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles;
- ODS 16: promover sociedades pacíficas e inclusivas, con acceso a la justicia e instituciones eficaces.
Leyes, políticas y plataformas: avances y limitaciones
En los últimos años, algunas leyes brasileñas han buscado enfrentar la violencia política de género. La principal de ellas en Brasil es la Ley nº 14.192/2021, que establece normas para prevenir, reprimir y combatir este tipo de violencia durante el proceso electoral.
Aun así, especialistas señalan la necesidad de mejorar la legislación. El informe del MonitorA recomienda, por ejemplo, la creación de medidas de protección para precandidatas y asesoras, además de incluir una perspectiva interseccional en las leyes, es decir, considerar raza, territorio, identidad de género y otros factores que hacen a algunas mujeres aún más vulnerables.
Las plataformas digitales también están llamadas a actuar. Según el mismo informe, las redes sociales y aplicaciones necesitan ofrecer herramientas específicas para proteger candidaturas y frenar ataques, como filtros de palabras clave, canales de denuncia eficaces y más transparencia en las moderaciones.
El Poder Judicial y el Ministerio Público también tienen un papel fundamental y se recomienda que actúen con más rigor y sensibilidad en los casos de violencia política. A su vez, los partidos políticos deben adoptar reglas internas claras para prevenir y enfrentar este tipo de agresión, promoviendo un ambiente más seguro para las mujeres.
La fuerza de la sociedad civil y de las acciones globales
Diversas organizaciones de la sociedad civil actúan directamente en el combate a la desinformación y la violencia política de género, como el Instituto Marielle Franco, campañas como Ellas en el Congreso y las diversas acciones y campañas promovidas por el Tribunal Superior Electoral, que han buscado concienciar a la población sobre la importancia del voto responsable y los riesgos de la desinformación en las elecciones.
A nivel internacional, ONU Mujeres, la Unesco y otras agencias de Naciones Unidas han incentivado acciones para fortalecer la educación mediática, promover la ciencia abierta y apoyar a las mujeres en la política mediante cooperación entre países.
Además, las directrices de la Agenda 2030 y los ODS funcionan como un plan global para enfrentar desigualdades, promover sociedades más justas y garantizar que todas las personas puedan participar activamente en la vida política, sobre todo sin miedo, sin violencia y con acceso a información de calidad.
*desinformante es un proyecto mediático realizado por Aláfia Lab y tiene el objetivo de ser un espacio con informaciones confiables sobre desinformación, analizando el impacto del fenómeno desinformativo en la sociedad y discutiendo formas de combatirlo.
Referências
ONU Mulheres Brasil – Cartilha de Prevenção à violência política contra as mulheres em contextos eleitorais.
MonitorA – Observatório de Violência Política de Gênero Terceira Edição
Aláfia Lab – Pesquisa “Abaixo do radar”
Fórum Econômico Mundial – Relatório de riscos globais