Internet y las redes sociales han revolucionado la manera en que ocurren las relaciones humanas en diversas áreas. Actualmente, la forma en que las personas se comunican, consumen información, comercializan bienes y servicios, trabajan e interactúan está completamente vinculada a Internet.
Las redes sociales tienen un papel importante en esta transformación, moldeando el debate público en las últimas décadas. Con esto, el intercambio de información y la comunicación en las redes sociales ha generado oportunidades y desafíos que afectan directamente el debate político y la democracia.
Por ello, en este texto elaborado por Politize! en conjunto con Democracia en Red, exploraremos cómo las redes sociales influyen en la comunicación política y tienen impacto en temas como la participación ciudadana, la polarización y la democracia.
*Democracia en Red es una organización que genera y aplica estrategias para instituciones públicas, mediante proyectos, herramientas digitales y asesorías, para promover la participación ciudadana. El objetivo de la organización es potenciar la inteligencia colectiva para fortalecer la democracia.
¿Cómo transformaron las redes sociales la comunicación política?
Estamos viviendo en un momento en el que las formas de comunicación no tienen precedentes. La circulación de información y mensajes políticos ha experimentado cambios significativos, especialmente en las últimas dos décadas.
Las redes sociales son el nuevo escenario para esta comunicación, siendo también un ambiente en el que existe una disputa por el espacio, entre quienes logran difundir su mensaje de manera más eficaz y con mayor alcance.
Las redes sociales son plataformas que promueven espacios virtuales donde personas y empresas pueden relacionarse, interactuar y consumir contenidos. De esta forma, han roto las barreras tradicionales. Esto es porque, antes, la comunicación estaba dominada por los medios de comunicación y las campañas publicitarias en radio y televisión. Hoy, gracias a las redes sociales, la comunicación es instantánea, interactiva e ininterrumpida.
Así, la gran disponibilidad de información y contenido ha hecho que la inversión publicitaria crezca exponencialmente en estas plataformas, incluyendo los contenidos políticos.
Redes como “Facebook”, “X” e “Instagram” permiten que políticos, partidos políticos, movimientos sociales y grupos políticos dialoguen directamente con el público. Y no solo eso, sino que también permiten que el público tenga voz activa, pudiendo cuestionar, criticar, apoyar o presionar a figuras políticas en tiempo real.
Esta nueva dinámica ha hecho que se empiecen a pensar e implementar nuevas estrategias de comunicación política. Pues, un discurso político con gran alcance en las redes sociales, hoy en día, tiene la capacidad de influir en la visión del mundo y la opinión de miles de personas.
Así, las redes sociales también se han convertido en un espacio de disputa en el debate político, donde ideas, perspectivas, narrativas y visiones compiten por clics y compartidos. Sin embargo, al mismo tiempo que las redes sociales han proporcionado un contexto de mayor acceso a la información y proximidad entre el ciudadano y las figuras políticas, también han traído la intensificación de la polarización y de la desinformación.
¿Cómo intensifican las redes sociales la polarización?
Aunque promuevan cierta inclusión en el debate político, las redes sociales también contribuyen a la intensificación de la polarización. Esto ocurre mediante las llamadas “burbujas”, formadas por los algoritmos que dirigen a los usuarios hacia contenidos alineados con sus opiniones.
El algoritmo es un conjunto de instrucciones, una secuencia de pasos programados mediante códigos, para lograr un resultado o ejecutar una tarea determinada. Así, cuando un usuario utiliza una red social y tiende a consumir un determinado tipo de contenido, o le gusta y comparte ciertas publicaciones, el algoritmo de la plataforma entiende que ese usuario se identifica con ese contenido.
Con esto, el algoritmo tiende a mostrar y sugerir contenidos similares a lo que el usuario ha gustado anteriormente. Esto puede hacer que el usuario consuma solo contenidos que refuercen una determinada visión o opinión política. Así, la persona termina ignorando la pluralidad de visiones sobre un tema y se mantiene en una “burbuja”, solo auto-confirmando su posicionamiento político.
Otra consecuencia es que el usuario puede llegar a desarrollar un sesgo cognitivo. Un sesgo cognitivo es un patrón de distorsión del juicio y la interpretación que influye en nuestro cerebro para tomar decisiones. Así, un sesgo cognitivo puede llevar a una persona a interpretar una información de manera distorsionada o incluso ilógica.
En términos generales, los sesgos pueden formarse a partir de un conjunto de experiencias sociales y culturales, como la educación, las tradiciones y los grupos de pertenencia. En este sentido, la falta de pluralidad en el acceso a la información puede influir en la construcción de un sesgo cognitivo.
Los algoritmos también tienden a dar preferencia a lo que tiene y genera mayor participación. Así, los contenidos con discursos polarizadores y emocionales pueden propagarse con mayor intensidad que los contenidos considerados apáticos. Así, mientras las redes sociales acercan a ciudadanos y políticos, también fomentan debates acalorados y disputas de narrativas.
Además, cuando las personas son expuestas solo a visiones que confirman sus creencias, pueden alimentar sus prejuicios y volverse menos receptivas a las ideas divergentes. Esta dinámica dificulta la construcción de consensos y puede fragmentar la sociedad en grupos cada vez más opuestos. Y esto puede volverse más peligroso cuando la información consumida es engañosa.
El impacto de las fake news en el debate político
Al igual que la polarización política, la difusión de noticias e información falsas se ha potenciado con las redes sociales, teniendo un fuerte impacto en el escenario político y social. Es importante señalar que la mentira siempre ha existido en la política, no nació con Internet y no se está utilizando solo hoy en día.
Sin embargo, si antes una mentira tenía barreras para ser transmitida debido a la dificultad de las personas para acceder a la información y la menor cantidad de canales de comunicación, hoy se propaga con mayor facilidad.
De esta forma, un contenido engañoso, o una “fake news”, puede tener un alcance político y social mayor si se difunde ampliamente. Y, pensando en la lógica de que los contenidos con mayor participación pueden ser propagados por los algoritmos, las redes sociales se convierten en un terreno fértil para las fake news.
La información engañosa a menudo se crea para manipular la opinión pública y, por tener un gran alcance, puede influir en las decisiones políticas de la sociedad. Además, con el uso de la Inteligencia Artificial, cada vez es más difícil distinguir entre contenidos confiables y engañosos. Esto ocurre a pesar de los esfuerzos de las plataformas para identificar y eliminar la desinformación.
Como consecuencia, el consumo de fake news en un ambiente polarizado, donde el mismo discurso o información engañosa es visto repetidamente, puede alejar a las personas de la realidad. El consumo de información dentro de una “burbuja”, en la que solo personas que piensan igual comparten esa información, puede generar una sensación de grupo.
Esa sensación puede hacer que las personas tengan confianza en consumir solo lo que está dentro de ese grupo, evitando todo lo que está “fuera” y creando una “realidad paralela”. Este escenario puede alimentar un sentimiento antidemocrático en la sociedad, donde las personas se cierran al debate político plural.
Pues, en este caso, una persona puede creer solo en una fuente de información, y esa fuente puede justamente no ser verdadera o ser engañosa.
Las redes sociales como herramientas de participación ciudadana
A pesar de los desafíos presentados, las redes sociales ofrecen oportunidades para la participación ciudadana y un mayor involucramiento de la población en el debate político. De hecho, la democratización de las voces no había ocurrido de manera tan intensa como antes de Internet.
Movimientos sociales y campañas de participación política a menudo comienzan o ganan fuerza en las plataformas digitales. Tal vez incluso tú, que estás leyendo, ya conociste o decidiste unirte a algún movimiento después de verlo en las redes sociales.
Un ejemplo práctico y notable de la capacidad de las redes sociales en este aspecto es la posibilidad de organizar protestas, peticiones, debates y movilizaciones. Hoy en día, estas acciones pueden ser organizadas, coordinadas y realizadas de manera más rápida y facilitada gracias a las redes sociales.
A través de las plataformas digitales, los gobiernos y organizaciones también pueden promover consultas públicas de manera más eficaz. Así, hay una mayor cercanía entre los ciudadanos y las decisiones políticas que se toman en el país.
Más allá de todo esto, las redes sociales sirven como una plataforma donde se pueden expresar visiones y opiniones políticas divergentes. En este sentido, funcionan como un ambiente de libertad, donde los usuarios exponen y manifiestan lo que piensan, sus puntos de vista, etc.
Sin embargo, muchas veces la libertad de expresión puede permitir el discurso de odio e incitación a la violencia, lo que puede violar derechos fundamentales. En este sentido, las redes sociales enfrentan desafíos de regulación para que la ciudadanía y los valores democráticos se fortalezcan y no se violen.
Esto es porque la discriminación y el discurso de odio deben ser combatidos en los ambientes virtuales, donde la libertad debe ir de la mano con el cumplimiento de los derechos. A veces, la idea de anonimato e impunidad puede fomentar estos discursos. Así, las legislaciones deben aplicarse también al entorno virtual.
El mayor involucramiento y compromiso de las personas en temas políticos y cívicos, facilitado por las redes sociales, representa un gran avance social. Pero este avance solo produce consecuencias positivas cuando la tolerancia, el respeto y la empatía están presentes.
Las redes sociales y el fortalecimiento de la democracia
A pesar de los diferentes aspectos, las redes sociales tienen el potencial de fortalecer la democracia. Cuando se usan de manera responsable, estas plataformas pueden promover una mayor transparencia y participación ciudadana.
Los políticos pueden ser cuestionados directamente por sus acciones o discursos, mientras que las campañas educativas pueden alcanzar públicos más amplios, fomentando un voto más consciente. Además, la conectividad global proporcionada por las redes sociales posibilita intercambios culturales y políticos que enriquecen el debate democrático.
De esta manera, las redes sociales son una herramienta útil y de gran impacto en el debate político, pero los efectos producidos dependen de cómo se utilizan y con qué fines. Esto sigue siendo un desafío para nuestra sociedad, que necesita educación digital y política para fortalecer los principios democráticos.
Por ello, Politize! y Democracia en Red han preparado una lista de acciones que puedes realizar para ejercer tu ciudadanía de manera responsable en el entorno digital:
- No creas ni difundas una información si no estás seguro de que es verdadera.
- Siempre verifica una noticia o declaración mediante documentos y fuentes confiables.
- Investiga el perfil que publicó la información para confirmar si no es falso o un bot.
- Lee y consulta contenidos con diferentes puntos de vista, que difieran de tu opinión, para no quedarte atrapado en una “burbuja”.
- Participa en consultas públicas y participa activamente en debates constructivos.
- Combate el discurso de odio, la discriminación y la incitación a la violencia denunciando este tipo de declaraciones.
- Respeta la diversidad y promueve la tolerancia e inclusión en tus interacciones en redes sociales.
De esta forma, es posible construir un ambiente digital armonioso, donde los derechos humanos sean respetados y la concienciación política se vea fortalecida.
Referencias
SORJ, Bernardo et al. Internet: guía ciudadana. Plataforma Democrática, Democracia en Red y MINU Asociación Civil. 2018.
FRIZZERA, Agustín. #Desinformación: más allá de las noticias falsas. Democracia en Red y Plataforma Democrática. 2020.
SCHULIAQUER, Iván; VOMMARO, Gabriel. Introducción: La polarización política, los medios y las redes. Coordenadas de una agenda en construcción. Revista SAAP, vol. 14, nº 2, 2020.
MUÑOZ-ALONSO, Laura. Redes sociales y democracia. Una aproximación al debate sobre una relación compleja. Fórum de Recerca, nº 20 p. 557-569, 2015.